Úlceras bucales: todo lo que necesitas saber
Las úlceras bucales se presentan en personas menores de 60 años casi siempre y no suelen ser motivo de preocupación. Si provocan síntomas muy intensos, tienen características extrañas o son muy recurrentes, no se deben pasar por alto.
Las úlceras bucales, a las que también se les conoce como aftas, son lesiones que aparecen en los labios o en la base de las encías. También es posible que se presenten en la zona interna de las mejillas, el techo de la boca y alrededor de las amígdalas.
Estas lesiones suelen ser dolorosas y por eso es posible que actividades como cepillarse los dientes, comer, beber o hablar causen cierta incomodidad. La apariencia de las úlceras bucales es, por lo general, la de un óvalo blanquecino con una zona enrojecida alrededor.
Se estima que afectan a alrededor del 25 % de la población. Son más frecuentes en las mujeres, los adolescentes y quienes tengan antecedentes familiares de esta afección. No son contagiosas y casi nunca revisten riesgos.
Las úlceras bucales se pueden clasificar de diferentes maneras. Si solo aparecen muy de vez en cuando, son agudas; cuando son recurrentes se les considera crónicas. De acuerdo con sus manifestaciones clínicas pueden ser de tres tipos: mayores, menores o herpetiformes. Veamos.
Las úlceras mayores o aftas mayores tienen más de 10 milímetros de diámetro. Pueden aparecer de forma aislada o en grupos. Penetran más profundo en el tejido y suelen permanecer por más de una semana; algunas se mantienen por meses. Es posible que dejen una cicatriz al desaparecer y, por lo general, se localizan en los labios, paladar, lengua, faringe y zona interna de las mejillas.
Las aftas menores tienen un diámetro inferior a 10 milímetros y son la forma más frecuente. Son poco profundas y se localizan en los bordes de la lengua o la mucosa interna de los labios o mejillas. Provocan un dolor intenso que se irradia a las zonas adyacentes, pero lo más habitual es que se resuelvan por sí solas en menos de una semana. Aparecen varias veces en lapsos espaciados.
Este tipo de úlceras bucales forman llagas similares a las que provoca el herpes. Sin embargo, no son contagiosas, aunque sí recurrentes. Se presentan en grupos de varias pequeñas que no superan los 3 milímetros. Tienen la tendencia a unirse formando lesiones más grandes.
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Las causas de las aftas bucales son múltiples. En la mayoría de los casos obedecen a los desencadenantes siguientes:
En algunas ocasiones, las úlceras bucales se originan por deficiencia de vitamina B12, zinc, ácido fólico o hierro. También pueden ser una respuesta alérgica a las bacterias de la boca.
Hay casos más graves en los que estas lesiones son una manifestación de problemas de salud severos, como enfermedad inflamatoria intestinal, diabetes mellitus, VIH/SIDA, enfermedad de Crohn, celiaquía, enfermedades autoinmunes o cáncer oral.
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La mayoría de las úlceras bucales son inofensivas y no requieren de tratamiento. Suelen remitir en un lapso de entre 7 y 14 días. En principio, lo adecuado es establecer si los productos que se emplean, los alimentos o los medicamentos las provocan. De ser así, lo indicado es sustituir esos elementos por otros.
En caso de que sean fruto de una lesión o se desconozca la causa, el tratamiento para las aftas bucales consiste en adoptar algunas medidas caseras y usar remedios naturales para aliviar los síntomas:
En caso de que los síntomas sean muy severos, las medidas caseras no funcionen o el problema se vuelva recurrente, lo más indicado es la consulta profesional. Es posible que se necesite algo más que remedios naturales.
La principal complicación potencial es la de una cronificación del problema o una sobreinfección de las úlceras. Para evitar que esto ocurra el médico puede indicar el uso de antisépticos bucales tópicos que contengan clorhexidina clorhidrato, hexetidina, povidona yodada, benzalconio cloruro o borato sódico.
El médico debe señalar de qué manera se deben administrar. En algunos casos también es posible recetar antibióticos, en especial si las úlceras son de un gran tamaño o se presentan de manera muy recurrente.
Lo mejor para prevenir las aftas bucales es mantener unos hábitos adecuados de higiene. Es necesario cepillarse los dientes al menos tres veces al día, utilizar hilo dental y un enjuague que no sea irritante. Se debe visitar al odontólogo por lo menos una vez al año.
Una dieta sana y equilibrada ayuda a prevenir esta afección. Si es recurrente, lo más aconsejable es evitar aquellos alimentos que puedan irritar la boca, como los ácidos, picantes o comidas muy especiadas. Es importante estar atentos a cualquier posible alergia también.
La actividad física regular, así como la práctica de técnicas de relajación, son medidas eficaces para controlar el estrés. Aunque en términos generales las úlceras bucales no deben ser motivo de preocupación, en algunos casos sí requieren de atención médica:
Cuando el dolor es muy intenso o este tipo de lesiones genera síntomas adicionales, como fiebre, también es aconsejable ir al médico. A veces esto es crucial para evitar problemas mayores.
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