La polimialgia reumatoide es una condición crónica e inflamatoria, de origen desconocido, que se presenta con relativa frecuencia en mayores de 50 años. Se caracteriza por la aparición de un dolor de predominio nocturno, que no atenúa con analgésicos de uso común.
A pesar de que no existe un método diagnóstico específico, los médicos suelen solicitar algunos estudios de laboratorio para descartar otras condiciones más comunes. En todo caso, las opciones terapéuticas son eficaces en la mayoría de los pacientes, lo que permite reestablecer en buena medida su calidad de vida. ¿Te interesa saber más al respecto?
Síntomas de la polimialgia reumatoide
La polimialgia reumatoide se caracteriza por la presencia de un dolor muscular ubicado a nivel de las escápulas, la cadera y el cuello. Esta sensación suele asociarse con rigidez articular, y los síntomas empeoran a medida que avanza el día. Por tal motivo, en la noche suele provocar dificultad para dormir y para realizar actividades cotidianas.
El inicio de los síntomas es progresivo, mientras que la edad de presentación es a partir de los 50 años. Según un estudio publicado en 2015, la incidencia aumenta entre los 70 y 80 años de edad, y es más común en personas de origen nórdico.
Una importante proporción de los pacientes presenta de forma concomitante una condición llamada «arteritis de células gigantes». Se trata de una afección inflamatoria de los vasos sanguíneos que puede provocar cefalea, fiebre y problemas visuales, según una publicación de la Clínica Mayo.
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Posibles causas de la polimialgia reumatoide
Lo único que se sabe con certeza acerca del origen de la polimialgia reumatoide es que es un trastorno inflamatorio. De resto, tiene un origen desconocido. Existen muchas teorías sobre sus causas, como la presencia de genes defectuosos relacionados con el correcto funcionamiento del sistema inmunitario.
También se piensa que una infección previa por algunos microorganismos, como Mycoplasma pneumoniae y Chlamydia pneumoniae, puede desencadenar la enfermedad muchos años después. En todo caso, la evidencia científica que sustentan estas teorías todavía es escasa.
Grupos de riesgo
Existen algunas personas que tienen mayor riesgo de desarrollar la enfermedad en el futuro. Algunos de los factores de riesgo más importantes identificados hasta los momentos son los siguientes:
- Edad avanzada: como ya lo comentamos, a partir de los 50 años aumenta mucho la incidencia de la enfermedad.
- Antecedentes familiares: esto significa la presencia de familiares directos con polimialgia reumatoide.
- Sexo femenino: al igual que muchos otros trastornos reumatológicos, las mujeres tienen mayor riesgo de sufrir la enfermedad.
Exámenes de diagnóstico
No existe un estudio de laboratorio específico para diagnosticar la polimialgia reumatoide. Los médicos suelen utilizar una combinación de elementos clínicos y paraclínicos para diagnosticarla, los cuales también permiten descartar otras enfermedades más frecuentes. Algunos de los estudios que podrían solicitarse son los siguientes:
- Biometría hemática completa.
- Química sanguínea.
- Factor reumatoide.
- Velocidad de sedimentación globular (VSG).
- Proteína C reactiva (PCR).
Mientras el factor reumatoide suele ser negativo – y algunas veces positivo en otras condiciones como la artritis reumatoide – los últimos dos estudios suelen estar alterados. Estos se conocen en su conjunto como «reactantes de fase aguda», y su concentración se aumenta en procesos inflamatorios como la polimialgia reumatoide.
En ocasiones, se pueden solicitar algunos estudios radiográficos para verificar que no existan lesiones óseas o articulares asociadas. Dada su similitud con muchas enfermedades, los médicos pueden realizar otros estudios para descartar otras condiciones. Algunas de estas son la artritis reumatoide, el lupus eritematoso sistémico y otros tipos de artritis.
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Tratamientos disponibles
Por fortuna, la mayoría de los pacientes responden de forma satisfactoria al tratamiento. Los principales fármacos utilizados son del grupo de los corticoesteroides, cuyo principal efecto es la inmunosupresión (disminución de la actividad del sistema inmunitario).
Estos suelen administrarse por un período de tiempo prolongado – incluso hasta un año – por lo que los pacientes deben acudir de forma constante al médico. Estos pueden provocar varios efectos secundarios, como la insuficiencia de la glándula suprarrenal cuando se interrumpe de forma abrupta el tratamiento.
Posibles complicaciones de la polimialgia reumatoide
¿Recuerdas que al principio de este artículo hablamos de la asociación de esta enfermedad con la arteritis de células gigantes? Este aspecto es importante porque explica las complicaciones cardiovasculares que suelen sufrir estos pacientes.
Cuando no están recibiendo tratamiento, la incidencia de enfermedad arterial periférica e infarto del miocardio aumenta de forma considerable. Hasta el momento no se conoce con exactitud si la arteritis antes mencionada es una causa o consecuencia de la polimialgia reumatoidea; pero, en definitiva, no es casualidad.
Con tratamiento oportuno todo debería mejorar
En general, es una patología con buen pronóstico. Si bien el tratamiento es prolongado y se asocia con muchos efectos adversos, los beneficios son más importantes frente a los posibles riesgos.
En caso de presentar alguno de los síntomas, es necesario acudir al médico lo antes posible. Lo más indicado es que este último sea un especialista en reumatología.