Los síntomas de pacientes con ojos secos en invierno suelen empeorar cuando existen factores de riesgo para su desarrollo. Hay ardor, picazón, enrojecimiento y dolor local. Por fortuna, existen medidas terapéuticas efectivas.
Si deseas saber un poco más sobre esta condición hemos preparado un breve artículo para aclarar algunos aspectos básicos. ¡Sigue leyendo!
El ojo seco en invierno afecta a todas las edades y sexos por igual. Dependiendo del grupo etario, los signos pueden ser más o menos evidentes y también son distintas las actividades que desencadenan el problema:
Los síntomas son idénticos a los del adolescente. Tiende a aparecer rechazo a las fuentes de luz intensas (fotosensibilidad), sensación de cuerpo extraño, picazón, ardor, enrojecimiento y dolor ocasional. La inserción en distintas actividades laborales puede empeorar los síntomas. Es el caso de los pacientes que trabajan varias horas al día frente a ordenadores, así como en ambientes secos o polvorientos, como las minerías.
Aquellos que sufren de enfermedades crónicas pueden ver empeorados los síntomas de ojos secos en invierno, debido al efecto de sus fármacos:
Los meses más fríos del año pueden traer varios problemas para la salud. La incidencia de los ojos secos aumenta por las razones siguientes:
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El médico especialista en esta patología es el oftalmólogo. Sin embargo, en casos leves o no complicados es posible que un médico de familia, internista o pediatra evalúe a los pacientes de forma satisfactoria. Será necesario acudir a un profesional en algunos de los siguientes contextos:
A pesar de que los síntomas pueden ser muy evidentes, el oftalmólogo podría hacer uso de diferentes pruebas diagnósticas. Estas se utilizan para determinar con certeza la causa de los ojos secos, que como dijimos antes, suceden por una escasa producción de lágrimas como por un aumento en su eliminación.
Consiste en la colocación de unas tiras de filtro muy finas en la unión del tercio lateral con el tercio medio del párpado inferior (de ambos ojos). Se deben dejar en dicha posición durante cinco minutos.
Durante ese tiempo la película lagrimal debe impregnar la tira de forma longitudinal. Al retirarla, el médico evaluará la distancia recorrida y determinará si la producción de lágrimas es o no adecuada.
Se trata de una técnica sencilla y con bajo costo que suele proporcionar resultados fidedignos. Existen alternativas basadas en la medición de algunas sustancias presentes de forma natural en las lágrimas, como la lactoferrina y la lisozima. De hecho, según trabajos de investigación, la determinación de lactoferrina en lágrimas podría ser bastante útil para el diagnóstico del síndrome de Sjögren.
Cuando hay ausencia de parpadeos la película lagrimal tiende a romperse poco a poco. En ese momento aparecen los síntomas característicos de los ojos secos: picazón, ardor, enrojecimiento y dolor.
La prueba de la rotura lagrimal consiste en instilar la superficie ocular con un tinte absorbible y con escasa capacidad alérgica llamado fluoresceína. Este es de color anaranjado y para visualizarlo de forma correcta debe aplicarse una luz azul sobre el ojo.
El oftalmólogo medirá el tiempo que tarde la película lagrimal teñida en romperse, que en condiciones normales debería ser después de los 10 segundos. Si sucede antes podría confirmarse la presencia de ojo seco.
Existen otras técnicas complementarias que podría utilizar el médico para confirmar el diagnóstico. Algunas de ellas son las siguientes:
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El uso de lágrimas artificiales está muy extendido en la población general. Provocan escasos efectos adversos y el alivio sintomático que proporcionan es casi inmediato. Además, existen varias preparaciones comerciales disponibles en la actualidad:
El médico podría indicar cualquiera de estas, dependiendo de la fisiopatología de la condición que afecte al paciente. Por otro lado, el ácido hialurónico es una sustancia común que se encuentra de forma natural en los ojos y existen varias formulaciones farmacéuticas con resultados satisfactorios.
El oftalmólogo podría sugerir algunos cambios en el estilo de vida para complementar el tratamiento y fortalecer la prevención de esta enfermedad. Entre las recomendaciones principales encontramos las siguientes:
El cumplimiento de medidas sencillas puede reducir el padecimiento de los ojos secos en invierno. En todo caso, la visita a un oftalmólogo para confirmar la calidad de la lágrima nunca está de más.