Una condición de Varsovia para aceptar la membresía de Kiev es la exhumación de los polacos masacrados por los nacionalistas ucranianos en la II Guerra Mundial y que se deje de venerar a sus verdugos.
Polonia no aceptará el ingreso de Ucrania a la Unión Europea a menos que ambos países solucionen su desacuerdo sobre las masacres de polacos realizadas por nacionalistas ucranianos durante la Segunda Guerra Mundial, declaró este martes el viceministro de Asuntos Exteriores polaco, Pawel Jablonski.
El diplomático recordó en una entrevista en la radio ZET que Varsovia considera necesario exhumar los cadáveres de las víctimas de las limpiezas étnicas perpetradas en las regiones históricas de Volinia y Galizia durante la ocupación nazi en 1943 y 1944.
El Gobierno polaco planteó el tema ante Kiev, pero las exhumaciones no han comenzado, mientras se siguen encontrando más fosas comunes.
Jablonski apunta que «sin solucionar esta cuestión —y muchos ucranianos ya son conscientes de ello—, Ucrania no puede ni soñar con adherirse a la Unión Europea».
En este contexto, la política de la Cancillería polaca será enfatizar constantemente «que sin una solución a este problema, no habrá reconciliación a largo plazo con Ucrania».
Mientras que Varsovia presta ayuda a Kiev en su lucha contra Rusia, no se olvida de su propio interés, afirmó el diplomático, y el reconocimiento del pasado trágico que comparten ambas naciones, así como la memoria de las víctimas, forman parte de este interés, indicó.
A finales de octubre, se informó que una fosa colectiva previamente desconocida y llena de víctimas de la masacre de Volinia había sido localizada en la provincia ucraniana de Ternópol por primera vez en 9 años.
Con este motivo, Varsovia solicitó la aprobación de Kiev para que los cuerpos de los asesinados sean exhumados, examinados y se les dé un entierro digno.
«La verdad sobre la masacre de Volinia debe ser nuestro puente hacia el futuro, que construiremos sobre la corriente del odio», declaró el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, tras el hallazgo, exhortando a «cerrar esta herida dolorosa en la historia de las naciones polaca y ucraniana».
Anteriormente este año, la Cancillería polaca instó al presidente ucraniano Vladímir Zelenski a pedir disculpas por la matanza, una exigencia que Kiev consideró «inaceptable y desafortunada».