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Impacto negativo del covid-19 en la macroeconomía de República Dominicana
La pandemia del coronavirus conocido como covid-19 es un problema de tipo sanitario que, para controlarlo, la mayoría de países decidió entrar en especies de cuarentenas que implicaron la paralización casi total o parcial de sus actividades económicas.
Por esta razón, el covid-19 no solo ha afectado la salud y la vida de millones de personas, sino que, además, ha provocado una de las más profundas crisis económicas mundiales, sobre la cual República Dominicana también ha llevado una pesada carga en los resultados.
En términos microeconómicos, la paralización de las actividades económicas provocó el cierre masivo de micro, pequeñas y medianas empresas (Mipyme) que a su vez prescindieron de sus empleados. Esto ocurrió tanto en el mercado formal, como en la informalidad económica, de acuerdo con informes publicados por el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo.
Pero a nivel macroeconómico la repercusión negativa fue mucho más abarcadora en 2020: decrecimiento de la economía, caída de los ingresos tributarios, aumento del endeudamiento público, reducción del tamaño del producto interno bruto (PIB), más desempleo y menos empresas en operación.
Detalles
Una compilación de las estadísticas oficiales indican que en 2020, año de mayor impacto de la pandemia, la economía dominicano sufrió un decrecimiento de -7.6%, luego de venir creciendo a un ritmo de 5.8% anual en el cuatrienio anterior.
Los ingresos tributarios, que en los tres años anteriores crecieron a un ritmo promedio de 10.8% anual, en 2020 sufrieron un retroceso de -4.3% para terminar en RD$633,003 millones, según datos del Ministerio de Hacienda.
Esta situación causó, a su vez, una demanda de más ingresos tributarios para la asistencia social de la población afectada, lo cual provocó un incremento del déficit fiscal a 7.7% del PIB, cuando la estimación sin covid-19 era de 2.3%.
Para satisfacer la necesidad de más ingresos para gasto público, se recurrió al endeudamiento, que aumentó un 17.9% el año pasado hasta alcanzar los US$53,000 millones, de acuerdo con cifras del Banco Central.
En cuanto al tamaño del PIB, se redujo en alrededor de US$10,000 millones por una combinación de la caída de la economía y de la devaluación monetaria, para terminar en 2020 en US$78,689.5 millones (-11.1%). A eso se agrega la pérdida de 167,256 empleos privados formales, con el cierre de 1,185 empresas al término del 2020, situación que, combinada con la pérdida de empleos informales, se tradujo en un aumento de la pobreza general y la pobreza extrema en el país.
Recuperación
El gobernador del Banco Central, Héctor Valdez Albizu, ha informado que los equipos de política monetaria y fiscal del Gobierno van a seguir aplicando la misma receta que han estado promoviendo otros países de la región, consistente en medidas expansivas para retomar el camino de la recuperación económica.
Esas medidas se dividen en la parte monetaria, con las facilidades de liquidez al sector financiero, a los fines de que presten dinero a bajo costo a las empresas que así lo requieran, mientras que en la parte fiscal, el Gobierno se propone un amplio programa de inversión pública que ha de impactar la economía.
El Banco Central reconoce que la expansión puede presionar aun más a la inflación, que está siendo afectada por los aumentos de los embarques y de los precios de las materias primas importadas, pero aclara que esos incrementos son coyunturales.
Sin embargo, las previsiones de recuperación de Valdez Albizu, han de verse a partir de marzo. Así lo explicó a los directivos del Consejo Nacional de la Empresa Privada (Conep) en una reunión donde informó que en enero la economía siguió en números rojos con un -1.8%, aunque mantiene su previsión de que este año habrá un crecimiento que podría oscilar entre 5.5% y 6%. Los empresarios confían en las proyecciones del gobernador del Banco Central y esperan los efectos positivos del proceso de expansión monetaria y fiscal.
La crisis económica se traduce en mayor pobreza
La reducción de las actividades productivas, con su respectivo impacto en los indicadores macroeconómicos, colocaron al país en una situación de crisis que termina afectando con mayor fuerza a los sectores más vulnerables de la sociedad.
Es por esa razón que a la hora de analizar el impacto macroeconómico del covid-19 en República Dominicana, las autoridades han puesto la mira en los indicadores de pobreza, pues a mayor desempleo y menor actividad productiva, más crecerá la precariedad de quienes tienen necesidades.
El Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo publicó recientemente el boletín sobre Estadísticas Oficiales de la Pobreza Monetaria 2020 en República Dominicana.
El documento detalla que durante el pasado año 2020 la pobreza monetaria aumentó en 2.3 puntos porcentuales al pasar de 21% al cierre de 2019 a un 23.4% el año pasado. Este incremento de la pobreza, que afectó directamente a poco más de 268,515 personas, no fue mayor, gracias a los programas de asistencia social que desarrolló el Gobierno desde abril hasta diciembre de 2020.
“El impacto en la pobreza monetaria sería mayor de no poner en marcha los programas Quédate en Casa, FASE y PA’ TÍ, los cuales fueron extendidos hasta diciembre de 2020”, indica un comunicado del Ministerio de Economía.
Agrega que esos programas han mitigado la caída de los ingresos a través de transferencias monetarias directas a los hogares más vulnerables y evitaron que 594,745 personas cayeran bajo la línea de la pobreza.
El incremento de la pobreza general a un 23.4% también repercutió sobre la pobreza extrema, que pasó de 2.7% a diciembre de 2019 a un 3.5% al cierre de 2020, es decir, que por lo menos 93,400 personas que antes eran pobreza, pasaron a empeorar su situación, entrenado a la pobreza extrema.
Más pobreza en la crisis
La reducción de la pobreza monetaria y social requiere de esfuerzos combinados del Gobierno que pueden tomar años para mostrar resultados positivos, pero bajo la amenaza constante de revertirse con gran velocidad en relativo poco tiempo cuando se produce una crisis económica.
En los últimos 20 años en República Dominicana se han producido tres procesos que han revertido en mayor o menor proporción el proceso de reducción de pobreza. El primero fue la crisis financiera de 2003, que hizo aumentar la pobreza de un 32.4 en 2002 a un 49.5% al cierre de 2004.
Ese acontecimiento revirtió todo el esfuerzo oficial que se venía registrando desde los primeros años de la década de los 90, cuando la economía del país se vio seriamente afectada.
A partir de 2005, la economía comienza a mejorar y el Gobierno retoma los programas sociales para reducir la pobreza de un 49.5% a un 42.7% al 2007. Pero al año siguiente vino una nueva crisis, que no fue interna, aunque tuvo repercusiones en el país.
Se trató de la crisis de las hipotecas «subprime» que se extendió inicialmente por los mercados financieros de Estados Unidos y luego a Europa, con un impacto en República Dominicana que provocó un incremento de la pobreza a un 43.2% y obligó a recurrir a un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), además de recurrir con mayor frecuencia al endeudamiento público para cubrir déficit.
Pero desde ese momento hasta el 2019, la economía dominicana se mantuvo en un período de crecimiento con estabilidad casi constante, que facilitó un proceso de reducción de los indicadores de pobreza, pasando de 43.2% en 2008 a un 21% al cierre de 2019.
Es en 2020 cuando se presenta un tercer período de crisis, esta vez con la combinación de ser causado por factores externos que no tienen su origen directo en asuntos económicos, sino sanitarios.
La necesidad de entrar en cuarentena mundial para contener la expansión del covid-19, implicó una paralización forzada de las actividades económicas que se ha traducido en una crisis de alta repercusión.
Este año el Gobierno se ha de concentrar en retomar el camino de la recuperación y el crecimiento económico.