Bebida adulterada afecta la salud y economía dominicana
Gobierno dominicano declara es un problema de seguridad nacional
La adulteración, falsificación y venta de bebidas alcohólicas ilícitas y sin control de calidad genera rentabilidad con alto riesgo sanitario. El peligro se evidencia con las decenas de casos de hospitalización, lesiones graves de salud e incluso las muertes registradas por esa causa.
El principal componente mortal usado para la fabricación de estos licores ilegales es el metanol en concentraciones superiores al 50%, un químico utilizado como disolvente de pinturas, para productos de limpieza y otros usos industriales no aptos para consumo humano.
Juan de la Cruz, historiador y catedrático en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), explica que el “clerén”, llamado también, “tafiá”, “triculí”, “pitrinchi” o “tapa floja”, se remonta al siglo XVII, cuando comenzaron a funcionar las destilerías dentro de las plantaciones de azúcar en la colonia de Saint Domingue que, con la proclamación de la independencia haitiana en 1804, pasó a denominarse Haití.
Secuelas de la práctica
En la actualidad también se fabrica en zonas fronterizas de República Dominicana, siendo consumido principalmente en la Región Sur, en la Línea Noroeste y algunos barrios del Distrito Nacional y Santo Domingo.
Durante el 2020 en República Dominicana perdieron la vida al menos 330 personas por consumo de bebidas adulteradas.
En lo que va de este año, cerca de 100 han fallecido y más de 200 intoxicados en las dos últimas semanas por ingesta de bebidas clandestinas, de acuerdo al más reciente informe del Ministerio de Salud Pública.
Este escenario, que no solo afecta a la salud de sus consumidores, al sector formal de bebidas y a los ingresos fiscales del Estado, no es aislado. Otros países como México, India y Sudáfrica registran muertes por la misma razón, lo que se agudiza por la pandemia del covid-19.
Ante los recientes casos, el Gobierno dominicano declaró este martes la problemática en torno a la fabricación y comercialización de bebidas alcohólicas adulteradas como tema de seguridad nacional.
Hace unas semanas el presidente Luis Abinader solicitó, durante su participación en la Mesa de la Industrialización, a la justicia actuar con mayor severidad contra los fabricantes y comercializadores de bebidas clandestinas, especialmente contra los que son reincidentes en el delito.
De acuerdo al ministro Administrativo de la Presidencia, José Ignacio Paliza, en los próximos días el jefe del Estado emitirá un decreto de reglamento de aplicación de la Ley 17-19 sobre erradicación de este delito.
De su lado, el ministro de Turismo, David Collado, indicó que los turoperadores que promuevan la venta de licores adulterados o de origen dudoso serán sancionados y cerrarán todos los establecimientos que ejecuten dichas prácticas. Hasta el momento no se ha reportado ningún caso en los hoteles del país.
Más regulación
Las innumerables acciones ejecutadas desde las entidades estatales como Salud Pública, Industria, Comercio y Mipymes, el Instituto Nacional de Protección de los Derechos del Consumidor (ProConsumidor) y la Procuraduría General de la República, entre otras, las cuales no dejan de ser loables, no son suficientes.
Esto porque existen solo cuatro sometimientos a la Justicia, tras más de 20 allanamientos en distintos puntos del país y sin que hasta el momento los principales responsables sean apresados.
Expertos entienden que las acciones y consecuencias para esta práctica letal deben ser más profundas y severas.
Para Daniel A. Witt, fundador y presidente del International Tax and Investment Center en Washington, las cifras locales son una evidencia tangible de cómo los impuestos excesivos a este sector y la falta de cumplimiento de las regulaciones, obstaculizan el crecimiento nacional y la inversión extranjera. Esto, a su juicio, también provoca la pérdida de empleos.
Mercado negro de licores
Detrás de las intoxicaciones, provocadas principalmente por el metanol, componente nocivo para la salud, está el mercado ilegal de licores. Conforme a la Organización Mundial de la Salud (OMS), alrededor de una cuarta parte del consumo global de bebidas alcohólicas no está registrada.
De La Cruz destaca que la destilación del clerén es similar al del ron, pero sin que pase por un proceso de refinamiento ni de añejamiento en barricas por dos o más años como ocurre con el ron.
“En Haití existen miles de destilerías de clerén en patios y lugares clandestinos, sin que se observen ningunas medidas de higiene, mientras que en el resto del Caribe existen alrededor de unas 100 destilerías”, señala el historiador de la UASD.
Pérdidas económicas
El comercio ilícito impacta negativamente la capacidad recaudatoria de los Estados debido al contrabando y la evasión fiscal.
Conforme a datos de la Dirección General de Impuestos Internos (DGII), en 2018 se estimó una tasa de incumplimiento de este sector cercana al 40%, significando cada punto porcentual de evasión por concepto de impuesto selectivo al consumo RD$500 millones.
Esta situación distorsiona la dinámica del mercado al obligar a las industrias que cumplen con sus obligaciones legales y tributarias a competir en condiciones inequitativas contra importadores y comercializadores que evaden el pago de los impuestos, afectando la sostenibilidad de la sociedad en su conjunto.
Consecuencias legales
Las asociaciones de Industrias de la República Dominicana (AIRD), de Representantes Importadores de Vinos y Licores Asociados (Rivlas) y de Productores de Cerveza (Adoface) insistieron sobre la necesidad de aplicar los “máximos controles” y un régimen de consecuencias para todo aquel que importe, produzca y comercialice bebidas ilegales.
Reconocieron los esfuerzos realizados por las instituciones gubernamentales para combatir el comercio ilícito en todas sus formas, pero confían en que, a diferencia del año pasado, cuando se registraron centenares de muertes, en esta ocasión se identifiquen el origen del alcohol usado para la fabricación de estas bebidas y que los responsables sean sometidos a la justicia.
ProConsumidor, junto al sector privado, trabaja en una campaña de orientación a la ciudadanía para evitar el consumo de bebidas adulteradas.
“En Haití existen miles de destilerías de clerén en patios y lugares clandestinos, sin que se observen ningunas medidas de higiene, mientras que en el resto del Caribe existen alrededor de unas 100 destilerías”, señala el historiador de la UASD.
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